
Como parroquia queremos agradecer el indispensable servicio que nuestros catequistas ofrecen al escuchar, anunciar y servir a Cristo en nuestra comunidad. Tomando las palabras del Papa Francisco, reconocemos la labor del catequista, como “aquel que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y la sabe despertar en los demás” (Homilía Papa Francisco, Misa para la “Jornada de los Catequistas” en el Año de la Fe, 29 Septiembre 2013). La catequesis ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas primordiales, ya que Cristo resucitado, antes de volver al Padre, dio a los Apóstoles esta última consigna: hacer discípulos a todas las gentes, enseñándoles a observar todo lo que Él había mandado (Mt 28, 18-20).
¿Qué es un catequista?
El significado original de la palabra catequista es «profesor», o uno que da «eco» de la palabra de Dios. Sin embargo, un catequista es algo más que un profesor que tiene conocimiento de los hechos de la tradición y las enseñanzas católicas. Un catequista es un «ministro» de la iglesia, que está encargado por la comunidad para ayudar a transmitir la fe a los niños de la parroquia. Un catequista es también un «pregonero» de la Buena Nueva de Cristo, que da testimonio que él o ella realmente cree en Cristo y, por lo tanto, enseña con alegría y entusiasmo. Un catequista es un «mentor», que muestra a los niños por su propio ejemplo de cómo vivir la vida cristiana, tanto en la celebración de los sacramentos, y en cómo vivir como cristiano en medio del mundo con sus conflictos de los valores sociales.
Te necesitamos
Cada año contamos con por lo menos 10 personas de la parroquia para transmitir la fe a nuestros feligreses en charlas de bautismo, CFIVE, catequesis de confirmación, catequesis de adultos, y catequesis prematrimonial. No se necesita experiencia previa. Ninguno de nuestros catequistas tienen títulos avanzados en la enseñanza de teología. Tal vez usted no se siente que su fe es fuerte o profundo o lo suficiente. Eso está bien. Una y otra vez, los nuevos catequistas se maravillan como, por enseñar la fe a los niños, ha fortalecido su propia fe. Tal vez se siente temor acerca de qué decir o cómo enseñar a un grupo de niños que no conoces. No se preocupe, vamos a lo más veraz posible y tendrás un maravilloso libro de texto, de uso fácil de usar, con muchas sugerencias y ayuda para el funcionamiento de cada sesión. Hay muchos recursos por los otros catequistas a su disposición.
A veces un nuevo catequista se inscribe junto con un amigo. En realidad, preferimos la enseñanza en equipo, ya que dos pares de manos son siempre mejor que uno, sobre todo con un grupo de niños que trabajan en un sala. Y cuando uno de ustedes no puede llegar a la sesión, siempre hay el otro que pueda estar allí.
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