Parroquia Nuestra Señora de Andacollo

Una palabra que la Iglesia usa para describir nuestra respuesta al Señor, a su invitación, es Corresponsabilidad, un concepto nuevo y a la misma vez bíblico. La idea de que Dios es el Creador y Dador de todas las cosas que existen, en donde el corresponsable tiene la oportunidad de administrar y compartir sus dones de acuerdo a lo que Dios quiere hacer en su vida. De ahí, hay diferentes maneras en que la comunidad parroquial puede empezar a entender este concepto como una manera de vida. Hay cuatro cualidades de un Cristiano Corresponsable:

1. Agradece a Dios por sus muchos dones
2. Es responsable
3. Usa esos dones con generosidad, en justicia y amor
4. Devuelve con creces sus dones al Señor.

Primero, el Cristiano Corresponsable agradece a Dios. Como la Corresponsabilidad es un término relativamente nuevo para muchas personas, la idea básica es estar agradecidos por los dones que hemos recibido de Dios y descubrir, a través de la oración, cómo podemos administrar y compartir nuestros dones de acuerdo a la voluntad que Dios tiene para nuestras vidas.

Segundo, un Cristiano Corresponsable es responsable con los dones que Dios le ha dado. Por lo tanto, cuando nos fijamos en lo que tenemos y lo que somos en ese sentido, el concepto que aparece es de cambio de propiedad: No somos dueños de lo que tenemos porque todo pertenece a Dios. Debemos ser administradores corresponsables.

Tercero, un Cristiano Corresponsable usa esos dones con generosidad, en justicia y amor. Así pues, es fundamental reflexionar: ¿Qué es lo que le damos a Dios a cambio de todo lo que tenemos? ¿Quién de nosotros puede decir: da a Dios de lo que le sobra o no le es necesario?”. ¿Qué pasa con nuestro tiempo? Es, tal vez, el bien más valioso que tenemos. ¿Cuánto de nuestro tiempo tiende a dar gloria, alabanza y honor a nuestro Dios?

Cuarto, un Cristiano Corresponsable devuelve con creces sus dones a Dios. Hay una gran paradoja en la Corresponsabilidad: comienza con Dios y su abundancia, pero, frecuentemente, tenemos una mentalidad de escasez. Todo lo que podemos ver es lo que nos falta. “Yo sería feliz si tuviera esto”. Cuanto más nos aferramos a lo que tenemos, menos podemos recibir.