
Esta obra implica visitar a los presos y darles ayuda material y asistencia espiritual para ayudarlos a enmendarse y ser personas útiles y de bien cuando terminen el tiempo asignado por la justicia.
También significa rescatar a los inocentes y secuestrados. En el antigüedad, los cristianos pagaban para llevar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes. Hoy día este mandato es relevante con prisioneros inocentes y secuestrados.
Por ejemplo, en el país africano de Nigería, todavía hay más de doscientas muchachas secuestradas por los rebeldes musulmanes. En Cuba y en Venezuela, hay muchos presos políticos, presos por pensar diferente que el presidente. Nuestra llamada por ser cristianos misericordiosos, es rezar por su derecho de vivir en libertad y su derecho de hablar la verdad, aunque les moleste a otros.
También queremos rezar por los presos por crímenes. En la Carta a los Hebreos leemos: “Acuérdense de los presos como si ustedes estuvieron presos con ellos (Hebreos 13, 3). En el Salmo 148, 8: “Saca mi vida de la cárcel” ni las referencias fundamentales, a partir de las palabras de Jesús: “Estaba en la cárcel y vinieron a verme” (Mt 25, 36).
En fin, ¿qué podemos hacer como parroquia a vivir esta obra de misericordia? Por ser cristianos solidarios, queremos rezar por todos los presos, politicos y por otros. Tal vez formar un apostolado que se interesa a visitar a los presos y ayudarlos materialmente con artículos de aseo personal. Si alguien tiene interés en formar tal apostolado, que se comuniqué conmigo, Padre Pepe, CSC.