Esta obra no se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atención a los enfermos y ancianos, tanto en cuido físico, como compañía. Y la atención más importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atención espiritual.
El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del Buen Samaritano, quien curó al herido que otros lo habían pasado sin atenderlo. Al no poder continuar ocupándose directamente, confió los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreció pagarle. (Lc. 10, 30-37)
La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el ser humano experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte (CEC 1500).
En el Nuevo Testamento aparece una forma típica de visita a los enfermos, en la que se articulan tres momentos: la visita, la oración y el rito. El rito tiene dos formas: la imposición de manos y la unción de los enfermos con aceite.
En su carta Santiago se afirma que se debe llamar a los presbíteros cuando alguien está enfermo. «¿Está enfermo alguno de ustedes? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado» (Santiago 5, 14s).
El sacramento de la Unción de los Enfermos NO es “extrema unción”. El sacramento de la Unción de los Enfermos ya no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Incluso el uso de este sacramento anima a los enfermos a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo y sentirse amado y cuidado por Dios.
Los invito a participar en la Pastoral de los Enfermos. Los que pertenecen a esta pastoral visitan a los enfermos, principalmente los domingos, pero se puede visitar durante la semana. Si Ud. tiene interés en participar en este ministerio, por favor, pase por la oficina parroquial para conversar con Padre Pepe, CSC.