Se puede imaginar tal momento en los Hechos de los Apóstoles cuando Jesús asciende, y los apóstoles están con bocas abiertas al acontecimiento. No solo resucitó Jesús, pero ahora sube al cielo! Y los ángeles se dirige después a ellos, “Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo?”
Ellos con bocas abiertas y las miradas dirigidas al cielo son llamados por los ángeles de regresar su vista a la tierra y su misión aquí. El Santo Padre Francisco lo expresa así en Evangelii Gaudium:
“La realidad es superior a la idea. . . . [E]ste criterio nos impulsa a poner en práctica la Palabra, a realizar obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea fecunda. No poner en práctica, no llevar a la realidad la Palabra, es edificar sobre arena, permanecer en la pura idea y degenerar en intimismos y gnosticismos que no dan fruto, que esterilizan su dinamismo”. (#233)
Nuestra experiencia de Cristo Resucitado, nuestro encuentro con el Señor Jesús tiene que llevarse a algo práctica, algo concreto, algo real, no solo una idea. De hecho, toda la espiritualidad de la corresponsabilidad es un esfuerzo de hacer realidad de nuestras ideas, de hacer concreto nuestra práctica de la fe, por medio de examinar nuestro uso de tiempo, talento, y bienes.
En la Iglesia de Santiago, hemos inaugurado la Misión Territorial. Las parroquias y comunidades todas son llamadas de participar. Nuestros pastores nos han convocado a iniciar la Misión Territorial que esperamos nos ayude a poner a todas nuestras comunidades en un estado de misión permanente. Recordando el mandato del Señor a los apóstoles en el Evangelio de hoy: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. (Mt. 28, 18-19)
Hemos sido invitado a dar una mirada a la realidad a misionar en nuestro territorio. El siguiente paso es el discernimiento misionero de la comunidad, seguido por la definición del plan misionero.
Hoy día, por ejemplo, al medio día, saldremos para repartir un tríptico a todas las casas de nuestro territorio.
De hacer realidad de esta misión territorial no es el trabajo de unos pocos, es trabajo de todos. Necesitamos que cada uno sea un discípulo misionero, cada uno un discípulo corresponsable. Cada uno es invitado a usar de su tiempo en servicio de Cristo y de la Iglesia. Cada uno es invitado a dirigir su talento al servicio de Dios y del prójimo. Y cada uno es invitado de dar su Uno Por Ciento para realizar la misión de la Iglesia. Todos en la Iglesia somos misioneros: es misionero cada cristiano y cristiana, consagrado o laico.
Su Uno Por Ciento es muy importante para que la parroquia realiza su misión. Más que 50% de los recursos de la Iglesia de Santiago viene por medio del Uno Por Ciento. Se invita a cada uno ser misionero, y se invita a cada uno comprometerse al Uno Por Ciento.
Los ángeles dijeron a los apóstoles y nos dicen a nosotros, “Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo?” Jesús nos llama, “Vayan y hagan discípulos”. A cada uno, Jesús nos llama a ser discípulo en misión, un discípulo corresponsable, y de serlo en realidad, no solo mirando hacia el cielo con boca abierta.
Una respuesta a “La corresponsabilidad en la Misión Territorial”
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