
Soy Saturnina CSC, Hermana de Santa Cruz. A pocos años de haber llegado la Congregación al Altiplano, las hermanas nos invitaron conocerlas, así empecé mi formación en la vida religiosa y profundizar mi vocación. La verdad era bastante joven, pero el “Señor ya me había seducido y yo me dejé seducir”. Lo que me atraía a la Congregación de las Hermanas de Santa Cruz, fue su compromiso con la gente sencilla en el campo donde no había comodidad y un lugar donde nadie se atrevía ir. También me atraía su alegría en el servicio, siempre para mí fue contagiante y motivador. Realmente sentía que era para mí, estuve en mi lugar y muy contenta, no dudaba de lo yo quería hacer.
Me doy cuenta que he vivido diferentes experiencias enriquecedoras a la vez desafiantes, pero siempre la luz de mi amado me ha conducido en donde me tocó estar.
Siento que Dios me sigue llamando a estar atenta a los signos de los tiempos, reconocer que el Espíritu Santo sigue actuando en medio de nosotras y estar atentas a los nuevos emergentes que aparecen.
Somos una congregación que queremos servir con alegría y amor al pueblo de Dios, revelando su presencia divina en medio de nosotros/as; una Congregación que refleje y testimonie que se puede vivir en comunidad dentro de un mundo individualista, “unión de corazones” decía nuestro fundador, Beato P. Basilio Moreau. Dios nos siga bendiciendo con vocaciones para seguir aportando a la misión de Jesús.
A los y las jóvenes les digo hay que tomar el riesgo para saber realmente que es lo que te hace sentir feliz. Muchas veces, nuestros miedos nos paralizan y esto no lleva a nada. Tener un corazón abierto y disponible, dejarse llevar por este Dios que nos ama y que se manifiesta a través de los diversos acontecimientos de la vida, algunas veces muy sencillas, tal vez insignificantes.

La sociedad de hoy, nos ofrece una vida de felicidad y placer que dura poco tiempo. Nuestra vida se convierte en una constante búsqueda de la felicidad, pero no lo encontramos, pensamos que lo tenemos, pero de pronto desaparece. Lo que queremos es vivir una felicidad que viene desde lo profundo y que es duradera que nadie puede quitarnos. Es verdad que ser cristianos y cristianas el día de hoy es para los valientes, pero Dios nos da lo que necesitamos no nos pide lo imposible.
“Joven, arriésgate a conocer otro estilo de vida donde puedes ser muy feliz…”