Abriendo puertas con la alegría de Pascua

OLYMPUS DIGITAL CAMERAAl atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. (Jn 20, 19)

Estas palabras al inicio del Evangelio de hoy me llamaron la atención, especialmente como los apóstoles estuvieron adentro con «puertas cerradas por temor». Después de la visita de Jesús, Santo Tomás no quiere creer a los otros apóstoles, quizás porque todavia están con «puertas cerradas». Igual, el Señor los encuentra con «puertas cerradas» ocho días después. Atado por miedo, puertas cerradas, los apóstoles no han dado testimonio al Cristo Resucitado todavia. La alegría de la Pascua los llama a salir hacia los demás.

Hoy, pensamos en tres (si no es cuatro) Santos Padres: el Papa Juan XXIII y el Papa Juan Pablo II, canonizado hoy por el Papa Francisco (acompañado por el Papa Benedicto). El ministerio de cada uno nos llama a dejar atras puertas cerradas y abrazar a algo nuevo.

San Juan XXIII
San Juan XXIII

San Juan XXIII, nacido en una familia grande y humilde, fue un Papa sorprendiente. Por razones de edad y salud, no hubo mucha expectativa de su pontificado. Personalmente, me enamoro con las historias de su sentido de humor.

«Quiero abrir ampliamente las ventanas de la Iglesia, con la finalidad de que podamos ver lo que pasa al exterior, y que el mundo pueda ver lo que pasa al interior de la Iglesia», frase atribuida a San Juan XXIII. El llamó la Iglesia a aggiornamento, una palabra italiana por «actualización». San Juan XXIII fue convencido que no tuvimos tener miedo del mundo actual.

San Juan Pablo II
San Juan Pablo II

Cuando Karol Józef Wojtyła salió al balcón de la Plaza de San Pedro para presentarse al mundo como el Papa Juan Pablo II, sus primeras palabras dieron eco a las palabras repetidas por Cristo tantas veces: «No tengan miedo». San Juan Pablo II luego reflexionó de tales palabras en su libro, Cruzando el umbral de la esperanza, unos 16 años después:

Cuando el 22 de octubre de 1978 pronuncié en la plaza de San Pedro las palabras «¡No tengáis miedo!», no era plenamente consciente de lo lejos que me llevarían a mí y a la Iglesia entera. Su contenido provenía más del Espíritu Santo, prometido por el Señor Jesús a los apóstoles como Consolador, que del hombre que las pronunciaba. Sin embargo, con el paso de los años, las he recordado en variadas circunstancias. . . . ¿Por qué no debemos tener miedo? Porque el hombre ha sido redimido por Dios. . . . El poder de la Cruz de Cristo y de su Resurrección es más grande que todo el mal del que el hombre podría y deberia tener miedo.

Y no podemos olvidar como llegó San Juan Pablo II a un Chile dividido en 1987 y nos dijo: «El amor es más fuerte». Y al entrar el nuevo milenio, él nos invitó a «abrir las puertas a Cristo».

Papa Francisco
Papa Francisco

Hoy, el Papa Francisco nos invita a abrir puertas también. En su exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, el Papa nos dice:

La Iglesia « en salida » es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad. (#46)

La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. (#47)

¿Cómo podemos ser una Iglesia con las puertas abiertas? No nos pide que la parroquia deja de usar ADT como servicio. No se trata tanto de reglamientos, aunque contribuye, se refiere, creo yo, más a como cada uno de nosotros abramos puertas. No quiere decir que la parroquia convierte en un centro de atención de veinte-cuatro horas por día, pero quiere decir que tenemos que hacer algo cada uno. La puertas abiertas de la parroquia se ven en los catequsitas que acompañan a familias en preparación para los sacramentos. Se ven puertas abiertas al migrante no solo por la pastoral de movilidad humana tanto como por la acogida de todos los feligreses. Se ven puertas abiertas en los ministros extraordinarios de la comunión que llevan el Sacramento a los enfermos y ancianos. Se ven puertas abiertas en los voluntarios en el comedor que sirvieron 63 almuerzos el viernes! Se ven puertas abiertas en el canto gozoso del coro. Se ven puertas abiertas cuando hay una cariñosa acogida y hospitalidad en nuestras liturgias. Puertas abiertas no es solo el trabajo del párroco, es trabajo de todo una parroquia!

Nuestra parroquia, igual que la parroquia más cerca a ti, querido lector, necesita que abres la puerta con la alegría de Pascua. Por favor, seas generoso con tu tiempo y talento!