¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!

Holy-WeekSu resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo. (#276)

Con estas palabras de su exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos dirige a la alegría de esta noche y la alegría de cada día de nuestras vidas. También, nuestras Constituciones en la Congregación de Santa Cruz nos dice, «Por nosotros, la resurrección es un evento cotidiano». Quizás no la vemos en su plenitud, pero sabemos que viene como «una fuerza imparable».

El Papa Francisco, cuando escribe «Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo» da eco a su hermano Jesuita, el poeta Gerard Manley Hopkins que escribió en su poema «The Wreck of the Deutscland» una frase muy linda: «deja que el pascua en nosotros» (let him easter in us). Hopkins convirtió Pascua en un verbo, una acción.

Si tenemos los ojos, diario podemos ver la Pascua entre nosotros. Jueves Santo, cuando miré a los que estuvieron para el lavatorio de los pies, me di cuenta que tuvimos Chilenos, una Española, una Ecuatoriana, y dos Paraguayas. Sin intención más que dar un reflejo de la parroquia, nos vimos como una mini-Naciones Unidas. Da un reflejo que nuestra parroquia, por los cambios en el barrio, acoge a los migrantes. Además, tuvimos más Peruanos en la asamblea que cualquier otro grupo migrante, y hubo algunos de Colombia también. Incluyendo a nuestro diácono, un Haitiano, y yo, un estadounidense, muestra nuestra carácter internacional. Las tensiones antiguas han rebajado algo. También, la renovación de nuestro comedor me toca a mi como forma de resurrección. Desde dos voluntarios fieles, ahora tenemos más que 35, y hemos duplicado la cantidad de invitados de almorzar.

Pero no seamos contentos solo por ver la Pascua, sino que vivimos nuestras vidas Cristo Resucitado, que seamos «instrumento(s) de ese dinamismo», que Cristo «pascua en nosotros»!