Manuel y el Párroco

Manuel Cáceres
Manuel Cáceres

Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y comía regiamente todos los días. Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que estaba tendido a la puerta del rico. Hubiera deseado saciarse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron. Estando en el infierno, en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro con él en su regazo. Entonces gritó: «Padre Abraham, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.»

Abraham le respondió: «Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos. Además, mira que hay un abismo tremendo entre ustedes y nosotros, y los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no podrían hacerlo, ni tampoco lo podrían hacer del lado de ustedes al nuestro.»

El otro replicó: «Entonces te ruego, padre Abraham, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, a mis cinco hermanos: que vaya a darles su testimonio para que no vengan también ellos a parar a este lugar de tormento.»

Abraham le contestó: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.»

El rico insistió: «No lo harán, padre Abraham; pero si alguno de entre los muertos fuera donde ellos, se arrepentirían.»

Abraham le replicó: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán.»

Lucas 16, 19-31

Manuel y Whiskey
Manuel y Whiskey

Este evangelio maravilloso pone patas por arriba muchas cosas que hacemos. Por lo general, sabemos los nombres de los importantes en la historia: presidentes, generales, hombres ricos.  También, los nombres de los pobres, humildes son olvidados.  Este evangelio tiene un rico sin nombre y el pobre Lázaro. Hace unos meses, predicando de este evangelio un domingo me di cuenta que no sabía el nombre del ser humano que vive en la esquina opuesta a la parroquia.  Me sentí culpable al predicar el evangelio, y me comprometí ir a conocer tal hombre.

Nuestro Lázaro se llama Manuel Cáceres, y comparte la esquina con sus perros, Whiskey y Rusia.  Manuel nació en Villarica a padres españoles que habían migrado a Chile. Tenía cuatro hermanos y una hermana.  Hoy solo hay el hermano mayor y su hermana, la más pequeña de la familia.  Era panadero, trabajando por más que 30 años haciendo pan de noche.  Vino al barrio nuestro en 1964, viviendo cerca de mi casa. Unos tres años atras, llegó a vivir en la calle.  Tiene 77 años y gozan de buena salud aunque está expuesto al ambiente.  Manuel come frecuentamente en el comedor de la parroquia.  De día, el recoge cartón en el barrio para vender.

Manuel Cáceres y su esquinaManuel agrega que no tiene «ningún reclamo» por como la gente lo trata. Hay vecinas que le guardan la comida en su refrigerador.

Espero que el evangelio sigue haciendome inquieto. Tengo que seguir revisando mi vida a la luz del trato de este hombre y tantos otros Lázaros que hay.

Padre Cristóbal esta publicando un retrato de personas del barrio todos los días en 2014 como una forma de participar en la Misión Territorial. Nuestro barrio está lleno de personas interesantes que contribuyen de diversas maneras a la comunidad. Él va a visitar a los activos en la parroquia, así como aquellos que no participan mucho en la parroquia, y, en unos pocos párrafos breves, intenta compartir algo de su historia y quienes son y lo que somos como una comunidad.


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