¡Felicidades, Padre Gerardo Papen, C.S.C.!

P. Papen en misa de aniversario
P. Papen en misa de aniversario

Padre Gerardo Papen, C.S.C. fue párroco de Nuestra Señora de Andacollo desde 1995 hasta 2003. El día sábado, 21 de diciembre de 2013, la Congregación de Santa Cruz en Chile se reunió en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced en Calle Larga con Padre Gerardo Papen, C.S.C. para festejar sus cincuenta años de servicio a la iglesia como sacerdote.  Padre Gerardo celebró la misa, acompañado por los miembros de la Congregación y Mons. Cristian Contreras, obispo de San Felipe. Padre Roberto Gilbo, C.S.C. predicó en la misa.  Aquí se encuentra la homilia realizada por Padre Gilbo.

BODAS DE ORO SACERDOTALES DEL P. GERARDO PAPEN

Lecturas: Is. 61,1-3a; II Cor. 4,1-2,5-7; Lc. 10,1-9

P. Roberto Gilbo, C.S.C.
P. Roberto Gilbo, C.S.C.

La Congregación de Santa Cruz tiene un solo santo canonizado, San Andrés Bessette, más conocido como el Hno. Andrés. Cerca de su tumba en Canadá, hay una estatua de él que tiene tres palabras en latín esculpidas en la piedra de la base: «Pauper, Humilis, Servus» (Pobre, Humilde, Servidor). Yo siempre he pensado que estas mismas tres palabras retratan de cuerpo entero al P. Gerardo Papen. Sería difícil encontrar entres nosotros una personas más pobres, humilde y servidora que el P. Gerardo. Su espíritu de pobreza evangélica el sale por todos los poros de su cuerpo. No es nada fingido en é, ni siquiera pensado; para él es algo natural, una virtud innata que se puede apreciar a simple vista en sus dos poleras, dos bluyines y una casa azul. No tiene más y siente que no necesita más. Las cosas materiales le estorban. Su humildad también está a la vista. Una de las figuras más conocidas de nuestra comuna es la del P. Gerardo barriendo la vereda todas la mañanas, verano e invierno, con los pantalones metidos en sus calcetines. Y su servicio es legendario, cuando todos los días monta su bicicleta roja para recorrer los caminos de la comuna en busca de enfermos que visitar o casas de bendecir. El P. Gerardo se adelantó en medio siglo a la V Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida que hizo un llamado a poner a la Iglesia en América Latina en estado permanente de misión y al llamado del Papa Francisco a salir a las periferias para tomar contacto con los marginados y alejados. Desde su ordenación sacerdotal hace cincuenta años el P. Gerardo ha estado permanentemente en misión, dondequiera que le haya tocado servir. Sin duda, las palabras esculpidas en la lápida del Hno. Andrés: «Pobre, Humilde, Servidor» describen perfectamente al P. Gerardo Papen.

Como Isaías, y más tarde Jesús que hizo suyas las palabras del profeta que escuchamos en la primera lectura para definir su misión, el P. Gerardo se ha sentido enviado por el Espíritu para dar una buena noticia a los pobres y los que sufren , y lo ha hecho durante cincuenta años en todos los lugares en donde sus superiores lo han destinado: en la comuna de Peñalolén, en los campos de Rocas de Santo Domingo, en Melipilla y Quilicura, en Santiago Centro y la diócesis de Copiapó, y hace años aquí en Calle Larga. Lo ha hecho sin llamar la atención, llevando esa buena noticia del evangelio a los que sufren de la enfermedad de alcoholismo, o por su condición de minoría sexual, o lo que sufren la soledad de la ancianidad, y en otros tiempos a las víctimas de los atropellos a sus derechos humanos. Lleva la buena noticia de su sonrisa y de sus cuentos sencillos, de su presencia en las casas de los que sufren, sin que lo llamen. Hace poco el Papa Francisco dijo a un grupo de personas en el Vaticano: «No volteen la cara ante el sufrimiento». El P. Gerardo nunca ha volteado la cara ante el sufrimiento.

Sacerdotes con Padre Papen
Sacerdotes con Padre Papen

Como hemos escuchado decir a San Pablo en su segunda carta a los corintios, el P. Gerardo tampoco anuncia a si mismo en sus visitas, sino a Jesucristo como Señor, considerándose un servidor por amor a Jesús. Anuncia a Jesucristo a su manera y en su estilo, como hombre criado en un pequeño pueblo de provincias, tal vez no muy diferente a Nazaret. Lo anuncia con sus historias de su niñez y juventud, con sus experiencias en el campo y en el molino donde trabajó como joven, tal no muy diferentes a la parábolas que empleó Jesús, que también fueron tomadas de su experiencia de vida. Lo anuncia con sencillez, pero con amor a Jesucristo y a quienes se lo da a conocer.

Cuando Jesús envió a los setenta y dos discípulos a los lugares adonde él quería ir, como escuchamos recién en la lectura del evangelio, les dio una serie de instrucciones muy precisas y concretas sobre lo que debían llevar y lo que no debían llevar, y sobre cómo debían actuar en esta misión que les encomendaba. Debían andar ligeros de equipaje; sin bolsa, ni alforja, ni sandalias. Ciertamente el P. Gerardo ha cumplido al pie de la letra esas instrucciones de Jesús. Ha caminado durante estos últimos cincuenta años ligero de equipaje, sólo llevando consigo lo más indispensable, trasladándose de un destino a otro con todas sus posesiones en un maletín y una caja de cartón. A los setenta y dos discípulos Jesús también les dio instrucciones sobre cómo debían realizar sus visitas a las casas de la gente, instrucciones que el P. Gerardo ha cumplido también en sus visitas diarias a las casas de la comuna de Calle Larga y de los demás lugares donde ha servido durante este último medio siglo. Les dijo Jesús que debían contentarse con lo que les servían, que para el P. Gerardo ha significado generalmente, como él dice, «un pancito y un tecito», con lo cual queda feliz. Les dijo Jesús que debían desear la paz a los habitantes de la casa adonde entraran, y el P. Gerardo ciertamente ha sido un mensajero de la paz para los que visita diariamente, sin privilegiar a nadie.

P. Gerardo Papen, C.S.C.
P. Gerardo Papen, C.S.C.

Este estilo de ejercer su ministerio sacerdotal lo ha hecho uno de los personajes más conocidos y más queridos de la comuna de Calle Larga, como también de los demás lugares donde ha servido durante este medio siglo que se cumple justamente hoy día. Es por todo esto que considero que esas tres palabras esculpidas en la piedra del monumento a San Andrés Bessette, el Hno Andrés, «Pobre, Humilde, Servidor», se aplican y describen perfectamente al P. Gerardo Papen, cuyas Bodas de Oro Sacerdotales celebramos hoy en esta Eucaristía en la que damos gracias a Dios por todo lo que ha hecho en él y a través de él durante los últimos cincuenta años.